Elementos de seguridad pasiva, el parachoques

Como sabes, unos de nuestros valores fundamentales y nuestra razón de ser como marca es la seguridad. Nuestra misión es poder garantizarla durante la conducción para protegerte a ti y a los tuyos.
Para lograrlo, existen dos tipos de elementos de seguridad: seguridad activa y seguridad pasiva. Como ya hemos comentado en alguna ocasión, la seguridad pasiva incluye todos los sistemas que se ocupan de proteger a los ocupantes una vez que ya ha tenido lugar un siniestro, lo que incluye a los parachoques.
Entre los elementos de seguridad pasiva está el chasis y la carrocería del coche. Y como parte de la carrocería, el imprescindible parachoques o paragolpes, una pieza que podemos encontrar tanto en la parte trasera como en la delantera del coche y que ayuda a amortiguar los golpes y a proteger la carrocería.
Los materiales con los que se construyen los parachoques, igual que los materiales con los que se fabrican las carrocerías y el resto del coche, han ido evolucionando con el paso de los años.
Podríamos destacar cuatro tipos de materiales más comunes en la creación de este elemento de seguridad:
-Parachoques de acero: resistencia y durabilidad
Un parachoques fabricado de acero aporta fundamentalmente resistencia. Pero también estamos hablando del material más pesado de todos los citados.
-Parachoques de plástico: ligereza y flexibilidad
Al contrario que el acero, el plástico aporta ligereza y flexibilidad, lo que se traduce en absorción del impacto. Es además un material económico. Pero no va a ser el material que nos ofrezca más resistencia. Junto a los ya citados policarbonatos y polipropilenos, la industria también utiliza otras resinas plásticas como poliésteres, poliamidas u olefinas termoplásticas.
-Parachoques de fibra de vidrio: alta resistencia y estética
Estamos hablando de un material ligero y duradero, que también aporta resistencia. No es, en cambio, tan flexible como el plástico. No es raro encontrar mezclas de plásticos y fibra de vidrio.
-Parachoques de aluminio: ligereza y resistencia a la corrosión
La principal virtud del aluminio es, sin duda, la ligereza, especialmente si se compara con el acero, siendo a la vez muy resistente. Hablamos también de un material fácilmente reciclable, resistente a la corrosión y que aporta seguridad. Por contra, es un material más caro, lo que también implica el coste de las reparaciones, que son más complejas.